J- Antoniaaa- gritó- dale que mañana me tengo que levantar a las 7 de la mañana.
A- Para Julia, vamos en un ratito.
J- Te acordas que íbamos a "salir un ratito", hace tres horas que me quiero ir.
Antonia, que estaba muy entretenida con un amor ocasional no le prestaba atención.
Así que Julia estaba sentada con el amigo del susodicho, Cristóbal, para ser exactos, en un banco de la plaza esperando que terminaran de despedirse, y viendo que eran las cinco y media de la mañana rogando que lo hicieran rápido.
Cricri, por su lado (terrible apodo no?), indiferente a los esfuerzos de Julia por ignorarlo seguía hablando.
J- Anto, apurateee!
C- Dejen de comer delante de los pobres.
En eso, el Sr. amor ocasional hace el comentario fatídico: - Vos tenés pan y no queres comer.
Pasó lo que Julia temía, Cricri que ya había perdido las esperanzas, después de horas de esfuerzo de su parte, volvió a mirarla como a una presa.
En un ultimo intento desesperado por destruir cualquier nuevo intento de conquista le respondió: -Y si el pan no quiere ser comido, no se come y punto.
Lo logró.
C- Pero no te hagas drama! ¿Sabes cuantas mujeres antes me rechazaron?
Diez minutos más tarde Julia empezó a cruzar la calle y a caminar a buen ritmo en dirección a su casa, unos segundos después se le unió Antonia, reprochandole que no la esperaba.
Esa contestacion de cricri ¿no la hizo mirarle de otra manera?
ResponderEliminarjejejejejejeje.
Solo apuntar que siempre me ha gustado comer.
Con el tiempo se aprende a levantarse antes del ocaso, antes de los dardos y los comentarios bizarren.
ResponderEliminarSaluditos Margo.