viernes, 30 de octubre de 2009

Belisario va creciendo...

Con solo seis años Belizario tenía en claro algunas cosas: odiaba a su padre y odiaba a los ingleses.
Su padre era un infeliz, un pescador ebrio y amargado que disfrutaba de golpearlo.
Los ingleses eran los aristocratas de la ciudad caribeña donde el vivía y detestaba la forma en la que lo miraban, con esa expresion de desagrado y superioridad.
De más está decir que el niño y su padre vivían pobremente, y que él comía día por medio.
La luna se sentía triste al verlo así, desamparado y llorando de hambre, pero llorando despacito para que su padre no lo escuchara.

La noche en que llegaron los piratas el niño se sintió plenamente feliz, no sintió miedo al ver como mataban a los ingleses, ni como se llevaban el poco ganado que había. Incluso conoció la felicidad al ver como golpearon a su padre. Al fin y al cabo, la justicia existe, pensó sonriendo.
En ese momento lo supo, quería ser pirata. Despues de todo la sangre no le daba impresión y eso que más de una vez había visto hombres cubiertos en sangre, él mismo se había lastimado gravemente y su vecina le dijo lo valiente que había sido al no quejarse mientras lo curaba.

Sin titubear y con miedo a que se fueran y lo dejaran ahí, se acercó lentamente hacía uno de ellos, que impartía ordenes a los gritos, se acerco a él porque lo creyó el jefe.
El hombre al verlo se sorprendió y más aun se sorprendió cuando escucho el pedido del niño. La luna no recordaba haberlo visto reir así antes.

martes, 27 de octubre de 2009

Suceciones

Despertó y el lento parpadeo le permitió entrever la puerta del dormitorio, volvió a cerrar los ojos.

Con algo de miedo se giró y estiró su blanca mano hacia la derecha.

Para su tranquilidad allí estaba, su calido pecho seguía a su lado, subiendo y bajando con una regularidad serena.

Sonrió en forma casi imperceptible, apoyó su cabeza en el amado pecho, se acurrucó un poco contra su cuerpo, y así, segura y feliz, volvió a dormirse.

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Él por su parte la sintió moverse, sólo cuando supo que estaba dormida se atrevió a pensarlo.

Con Margot era algo personal, muchos coqueteaban con ella y no era para menos, algo que desconocia le decia que no quería que nadie más tocara su cuerpo.

A diferencia de su mujer ella era femenina, viva, intensa, inteligente. Odiaba hacer eso, se sentía injusto comparandolas y no le gustaba sentirse así

Su cuerpo tenía las curvas y su mirada la fijeza. Se convirtió en la dueña de sus fantasias antes de que se diera cuenta.



Una semana más tarde le regaló un caro perfume frances, de los que ella había usado en su patria y así, como al pasar le ofreció que fuera su secretaria, además, necesitaba a alguien que tradujera un par de libros de frances a español.

martes, 20 de octubre de 2009

La noche en que Marguerite conoció a Alexander...


Eran al rededor de las 3 A.M, ella salía del lujoso departamento de uno de sus amantes, se despidieron con un rapido beso sobre los labios, ella tenía apuro, se mantenía con la paga de tres clientes y esa noche la estaban esperando en un chalet a las afueras de la ciudad. Pulsó el botón del ascensor y esperó impaciente, taconeando las baldosas.

La puerta del ascensor se abrió y se encontró con unos penetrantes ojos azules, a está altura la luz del palier se había apagado y solo recibía la luz que entraba por el ventanal, la luna brillaba delgada y palida entre algunas nubes invernales. Ella seguía perdida en su mirada, él se hizo a un lado permitiendole entrar, cerró la puerta y siguió mirando hacia la puerta.

Margot pasó y se sintío tonta, porque permitía que ese hombre la intimidara, ni siquiera la había mirado con la expresión de deseo que tan bien detectaba en los ojos de los hombres.


Entonces se percato... La intimidó el brillo de sus ojos, había algo distinto, ella leía el secreto en sus ojos, ese hombre ocultaba algo, algo que lo enorgullecía, a diferencia de los hombres que solo ocultaban a sus amantes por miedo a sus mujeres.
De todas formas creía que había algo más, ya se acercaban a la plata baja y no quería alejarse de él, su perfume le llenó el alma, sin embargo no pasó desapercibido ante sus expertos ojos la argolla en su dedo anular.

Abrió la puerta, le cedió el paso y cerró, cuando llegaron a la calle el frío los golpeó, él paró un taxi, abrio la puerta y le hizo un gesto para que entrara, ella lo creyó otro de los caballeros porteños, muy amables y poco fogosos. Agradeció con una inclinación de cabeza y pasó, para su sorpresa inmediatamente detras de ella entró él y dió la dirección de un elegante hotel.

Se sonrojo hasta lo más profundo y no supo que decir. Al llegar, la ayudó a bajar y haciendo que se tomara de su brazo la dirigió hasta el bar del lugar. Pidió los tragos y se presentó. Ella seguía sin poder hablar, le dijo que no solía hacer eso y ella le creyó, entonces le pidió que le permitiera acariciar su cuerpo durante toda la noche, había algo en su voz que no le permitió negarse...

Al amanecer solo se atrevió a sacar una conclusión, definitivamente no era el típico caballero porteño.

Marguerite por partida doble...

La luna se fijó en Margot después de conocer a su tía, la amante de Alexander.
Marguerite Mulet se llamaba exactamente igual que su tía, el nombre le estaba bien puesto, era muy parecida a ella, incluso su padre eligió a su hermana como madrina de la bebe. Esa fue la única ocación en que ambas mujeres estuvieron juntas.
Unas semanas después con veinticinco años recién cumplidos, un par de clases de español, sus ahorros de toda la vida y de su trabajo como secretaria, compro un pasaje en clase media en un crucero hacia sudamerica, ella quería conocer el mundo y casarce algun rico hombre de negocios que le diera una vida de princesa en aquellos lejanos pagos...
Esa tarde de verano sólo fue su hermano a despedirla, sus padres estaban indignados con el caracter rebelde de su hija.
Que había sido de su tía Margot era todo un misterio para su familia, sus abuelos hasta el día de hoy se entristecian al pensar que no fueron a verla al puerto, esa había sido su ultima oportunidad de verla y la desaprovecharon tontamente.

La jovén Margot tenía los ojos castaños más grandes y oscuros que los de la Marguerite original y también pecas, unas cuantas distribuidas entre la nariz y las mejillas. El gran parecido con su tía desaparecida la había convertido en la nieta preferida.
Al ver las fotos de su tía sentía que le faltaba mucho para alcanzar su escencia femenina, pero se reconocia en la sonrisa algo picara.

La luna las encontraba tan parecidas y tan distintas, la Margot en Francia era la replica de su tía cuando se enamoró de Alexander, eso fue lo primero que le llamó la atención.
Pero a diferencia de su tía, la jovén era una enamorada del amor, del helado de chocolate, de las noches de luna llena y de su agenda en la cual hacia pequeños dibujos, copiaba frases de canciones y algunas historias que salían de su mentecita.
Sin embargo estaba segura de que si hubiese conocido al amor de su tía lo habría encontrado de lo más agradable, tal vez hubiese hecho que Baldwing riera de sus ocurrencias...

domingo, 18 de octubre de 2009

Belisario y su madre...

La luna, como ente femenino, amaba a los niños y admiraba a las madres!
Por Catalina sentía un especial afecto, la joven no era linda pero tenía cierta gracia, sus ojos reflejaban dulzura.

Cuando ella quedo encinta la luna sonrió, ella quería que el bebe de Catalina estuviera ligado a ella y lo consiguió.
Ya estaba en un estado muy avanzado del embarazo, era una abrazadora noche de verano, siendo tan redonda como una naranja y haciendo subir la marea para darle la bienvenida, utilizo sus influencias para que Catalina diera a luz.

El resultado? Un niño con ojos tan azules como el mar, el cabello tan renegrido como el de su madre y una mirada inteligente como la de la luna. No, el niño no heredo nada de su padre, lo cual, según los vecinos era una suerte.

Cuando el niño tenía cuatro años su madre murió a causa de una de esas enfermedades comunes que en el caribe no tenían cura.

Hasta el dia de hoy Belizario la recuerda con amor, ese es unico recuerdo de amor de una mujer que almacena su memoria, ese y aunque sabe que todos se burlarian si lo comentara, el siente que la luna lo observa y en sus momentos de mayor desilucion brilla con mas fuerza como para darle animos... Aunque obviamente, todos se burlarian si lo comentara...

jueves, 15 de octubre de 2009

Dialogos bizarros

Dialogos que en la última semana hicieron sonreir a la luna...

Dialogo 1
Ella: Hola amigo! Como imaginé que estarias sufriendo traje galletitas para que nos tomemos unos mates!
El: Uh, que buenas están las galletitas! Tomá, te elegí este número, son 6 pesos!
Ella: SEIS PESOS??? Pero que se sortea?
El: una canasta de golosinas.
Ella: Uh, caigo aca con comida y me clavan con una rifa de seis pesos... Siento que me cagaron!

Dialogo 2
Ella: No sabés lo que me pasó!
El (desinteresado): Que te pasó?
Ella: Llegue al gimnacio, deje el bolso y las cosas para empezar la clase y cuando miró bien había cinco monos vestidos de negro mirando al espejo!
El: CINCO MONOS???
Ella: Ok, como prefieras, eran cinco personas! No eran monos de verdad!
El: ah, ya me parecia!
Ella: Así que empece Kung fu!
El: .....

Dialogo 3
Chica 1: Ohhh
Chica 2: Que pasa?
C1: Pareces un perrito!
C2: QUE?
C1: Sí! Con ese flequillo que te hiciste pareces un perrito!
C2: COMO QUE UN PERRITO!
C1: Pero es tierno!!
C2: Ok! Vos tenes cara de cabra!


martes, 13 de octubre de 2009

La luna, la música y la amenaza

Los había mejores pero no más apasionados, Damián adoraba a su gastado saxofón.

Desde el atardecer hasta pasada la media noche intentaba sacar sonidos del instrumento.

Esa noche, en cambio, era distinta, era una fría noche de julio y la llovizna le trajo recuerdos.

Casi sin querer recordó la amenaza, si no abandonaba a su pequeña banda moriría.

Solo el clima le hizo recordar aquellas épocas... Por lo demás en su vida las cosas habían cambiado, se había casado, con una tierna profesora de artes plástica que adoraba a los niños, tenía dos perros y leía Cortazar.
Sin embargo algo le dolía, la banda se había desintegrado. Ese fue un golpe duro en su vida. A pesar de la amenaza jamás consideró abandonar a sus amigos.
Puso un CD en el reproductor, miró por la ventana de la pequeña casa hacia el jardín, acaricio a uno de sus perros distraidamente y volvió a remontarse al pasado.

Si bien no creyó en la amenaza algo en el tono le indicó que era mejor necesario encontrar la forma de seguir en la banda y no sufrir las consecuencias.
Al mirar el reloj se dio cuenta de que debía apurarse o llegaría tarde al concierto, más de una vez se quejaron sus amigos de eso! No les gustaba tener que esperarlo y se lo habían hecho saber con sus malas caras.

Guardó el saxofón en el estuche, se dio una rápida ducha, se perfumó y con un ultimo par de palmadas en el lomo de sus perros salió y cerró con llave la puerta. Ya había dejado de lloviznar ahora el frío le calaba los huesos, se subió lo más rápido posible a su auto.

Mientras manejaba hacia el bar pensó en sus amigos, Juan se hizo un ingeniero con demasiados termos de mate amargo y sin hora alguna para ensayar, Mariano tuvo un hija antes de lo previsto, la pequeña Abril ya tenia 9 años, Carolina se mudó a Rosario y así se quedó sin banda.
Todos habían seguido con su camino.

Vio la larga fila que se había armado para entrar al bar, en realidad se trataba de un prestigioso club de jazz, hacía un par de años que se popularizó como salida cara para gente de elite.

Mariano era el responsable del club, convenció a Juan de invertir su dinero en el lugar, Carolina vendría con su esposo, su mujer llegaría un poco más tarde, sin embargo no tenía tiempo para esperarlos, saludo son un gesto al hombre de la puerta y pasó rápidamente hacia el fondo del lugar, doblo a la derecha, saludo con la mano al barman mientras escuchaba como afinaban los instrumentos.
Saludo a su banda y abrió el estuche en el que guardaba su saxofón para las presentaciones, desde la muerte de su madre dejaba el que ella le había regalado en su casa.

Supuso que su padre se sentaría con sus amigos en alguna mesa cercana al escenario. En cuanto terminaron de tocar y recibieron los aplausos recordó otra vez la amenaza de su madre, si no se ponía a estudiar en lugar de ensayar con la banda y terminaba el secundario lo mataría, sonrió ante la idea, su madre no era capaz siquiera de matar a una mosca. Pero terminar matemáticas le era útil hasta el día de hoy para sacar las cuentas de la casa...

viernes, 9 de octubre de 2009

Lástima...

Si bien no solía encontrar sorprendente la naturaleza de los humanos, había casos que la sorprendían. Los sicarios le llamaban poderosamente la atención.
Desde el principio de los tiempos los hombres se empeñaban en matarse unos a otros, eso no era nada nuevo, pero hacer de esto una profesión encubierta lo hacía interesante, al menos para una observadora muda.
Sí, puede sonar un poco morboso, pero la diversión de los astros es distinta a la de los simples mortales.
En las últimas épocas había observado a varios profesionales realmente diestros en su profesión, pero había uno, uno en particular al que le tenía especial afecto, Alexander... Se acordó de él al ver a su hijo fumando en el balcón. Alexander era un sicario competente, disfrutaba de su trabajo, disfrutaba de ver el dolor y el miedo en los ojos de sus victimas.
No le interesaba el motivo por el que lo contrataban mientras la paga fuera puntual, él hacía todo tipo de trabajo.
Alexander tenía una pequeña imprenta, con la cual sacaba algo de dinero, para disimular el verdadero origen de sus ingresos. También tenía una esposa, una mujer común y corriente, en su rostro se leía el aburrimiento de la rutina, la amargura de la falta de amor, el resentimiento hacia el hombre que amaba. Ella daba clases en las afueras de la ciudad, hacía suplencias, para poder cuidar a su hijo.
El hijo de Alexander: Baldwing, lo nombró como a su tío, un importante contrabandista que usaba por seudonimo El Alemán, nadie quería problemas con ese hombre, del que se escuchaba que no tenía problema en mandar a matar ni a su madre, si es que esta le quitaba un centavo.
La luna era conciente de que si bien, no había matado a su madre, la fama estaba correctamente ganada.
Había solo dos cosas en el mundo que Alexander amaba, una era su Magnum Carry y la otra, la otra era Marguerite, más conocida como Margot. La conoció en un prostibulo, de donde la sacó para convertirla en su secretaria.
Realmente se entristeció al verlo morir a causa de un derrame cerebral, internado en una patética clínica en el centro de la ciudad, era una muerte absurda para una persona a la que tantos deseaban matar, una persona contra la que muchos jurarón venganza sin saber su nombre.
También le daba lástima su mujer, que con la muerte de su marido solo se había resentido más con él y años más tarde murió sin dejar de ser una amargada.
Le daba lástima Margot, que había tenido que volver a su antiguo oficio.
Le daba lástima Baldwing, que con el correr de los años se fue volviendo un energumeno, que no conocía la grandeza de su padre, pero llevaba en la sangre lo necesario para seguir con el oficio de la familia.
Pero más lástima le daba la Magnum Carry, que despues de su periodo de grandeza descansaba en un cajón, con solo dos balas, cuando su destino hubiese requerido de muchas más....