Se despertó sobresaltada, eran las cinco de la mañana y volvió a su mente la ultima discución.
- Así que este es el final.
- Si, lo es.
- Pero yo te amo, Giovanni.
- Lo se, Bianca.
- Decias ser feliz a mi lado, proyectamos una vida..
- Basta!
Su vista se nubló.
- La muerte me persigue, sus ojos azules no me dejan en paz. Bianca, esta charla es un ultimo deseo, o favor o lo que sea.
- Es por tu tio, verdad? Te dije que te alejaras de él, que traeria problemas.
- Ya no tiene caso discutir, mujer, es que no lo entiendes, estoy condenado.
- Podemos recurrir a la policia, o escapar, eso es Giovanni, huyamos, vayamos a Estados Unidos. Mis tios viven ahi y nos ayudaran.
- Es demasiado tarde, sus ojos siguen mis pasos, lo de la policia solo lo hara enojar y huir, eso podria hacer que te lastime.
- Quien es él?
- Él? Es la muerte, tiene una sonrisa gentil y los ojos como el cielo. Prometio que sería rápido.
- La muerte? Es un hijo de puta sin corazón! Acaso decis que te esta haciendo un favor? Es un sádico.
- Hasta el peor hijo de puta puede ser justo. Adios, Bianca. Que seas feliz y tengas en tu vida todo lo que planeamos.
Le dió un beso y la estrecho contra su pecho, ella olió su perfume y sintió su calor, su cuerpo no temblaba como el de ella, el siempre había sido valiente.
Despues de eso se había ido, sin decir más nada, sin hacer caso a sus ruegos y llamados, ni siquiero voltio a mirarla.
Una semana despues los noticieros hablaron sobre él, lo habían encontrado en un rio, se decía que era una venganza contra su tio, un mafioso relacionado con drogas y armas; sin embargo llamó la atencion que solo recibiera un balazo. Uno en la cabeza y la luz se apago pensó ella, más rápido y piadoso de lo que había temido.
El tio juró venganza y ella también.
El viejo murio unos años despues a causa de un ataque de alegia a la pimienta blanca, solo su mujer y su sobrino sabían de su problema, su mujer visitaba a su hermana y su sobrino estaba muerto. Por lo tanto lo tomaron como un accidente.
Al despertar ella recordo el rostro hinchado del viejo y sonrió. Recordó lo que había soñado, los ojos azules, esos que le habían robado a su amor. Soñó que se cerraban por última vez. Como buena italiana era supersticiosa y supo que donde quiera que se encontrara ese hijo de puta había muerto.
Más relajada volvió a dormirse.
- Así que este es el final.
- Si, lo es.
- Pero yo te amo, Giovanni.
- Lo se, Bianca.
- Decias ser feliz a mi lado, proyectamos una vida..
- Basta!
Su vista se nubló.
- La muerte me persigue, sus ojos azules no me dejan en paz. Bianca, esta charla es un ultimo deseo, o favor o lo que sea.
- Es por tu tio, verdad? Te dije que te alejaras de él, que traeria problemas.
- Ya no tiene caso discutir, mujer, es que no lo entiendes, estoy condenado.
- Podemos recurrir a la policia, o escapar, eso es Giovanni, huyamos, vayamos a Estados Unidos. Mis tios viven ahi y nos ayudaran.
- Es demasiado tarde, sus ojos siguen mis pasos, lo de la policia solo lo hara enojar y huir, eso podria hacer que te lastime.
- Quien es él?
- Él? Es la muerte, tiene una sonrisa gentil y los ojos como el cielo. Prometio que sería rápido.
- La muerte? Es un hijo de puta sin corazón! Acaso decis que te esta haciendo un favor? Es un sádico.
- Hasta el peor hijo de puta puede ser justo. Adios, Bianca. Que seas feliz y tengas en tu vida todo lo que planeamos.
Le dió un beso y la estrecho contra su pecho, ella olió su perfume y sintió su calor, su cuerpo no temblaba como el de ella, el siempre había sido valiente.
Despues de eso se había ido, sin decir más nada, sin hacer caso a sus ruegos y llamados, ni siquiero voltio a mirarla.
Una semana despues los noticieros hablaron sobre él, lo habían encontrado en un rio, se decía que era una venganza contra su tio, un mafioso relacionado con drogas y armas; sin embargo llamó la atencion que solo recibiera un balazo. Uno en la cabeza y la luz se apago pensó ella, más rápido y piadoso de lo que había temido.
El tio juró venganza y ella también.
El viejo murio unos años despues a causa de un ataque de alegia a la pimienta blanca, solo su mujer y su sobrino sabían de su problema, su mujer visitaba a su hermana y su sobrino estaba muerto. Por lo tanto lo tomaron como un accidente.
Al despertar ella recordo el rostro hinchado del viejo y sonrió. Recordó lo que había soñado, los ojos azules, esos que le habían robado a su amor. Soñó que se cerraban por última vez. Como buena italiana era supersticiosa y supo que donde quiera que se encontrara ese hijo de puta había muerto.
Más relajada volvió a dormirse.