Y que si la luna delira, la pasa mejor que cualquiera de nosotros...
viernes, 28 de junio de 2013
Durante la siesta
La niña miró al conejo mientras dormía, el resoplar le recordaba a su gato. Y no pudo evitar rascarlo detrás de las orejas.
En conclusión, los conejos no ronronean, pero mueven los bigotes de forma graciosa.
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La luna soñó...