Julia se despertó y se negó a salir de la cama. No creía que valiera la pena, pero su conciencia la convenció.
Salío de su casa a las 8:25 de la mañana, el día en que se jugaría el partido Argentina vs Corea del sur.
Córdoba era una ciudad desierta. Se vió sorprendida por el panorama. No había nadie en las calles, los colectivos pasaban sin casi gente y la malhumoró pensar que se podía perder algún gol.
El colectivo por fin paso y subió energicamente, le deseo buen día al antipatico chofer y mientras avanzaba por el unico colectivo con gente en toda la ciudad lo escuchó... Por ahí, hacia el centro sonaba una radio. Era un hombre con su celular en la mano, sintonizando el partido, con buena voluntad suficiente como para compartir el tesoro.
Avanzó hasta pararse a un lado del relato. se sujetó y en ese momento, Messi pateó la pelota y un hombre con apellido irreproducible golpeó la pelota y la hizo entrar en el arco de su equipo.
Él relator, asombrado explicaba el hecho antes de comenzar a gritar euforicamente el primer gol de Argentina. El cual fue festejado por toda persona dentro del colectivo.
Llegó a oir el segundo hasta que le tocó bajar.
Está de más aclarar que corrió al televisor más cercano.
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La luna soñó...