domingo, 18 de octubre de 2009

Belisario y su madre...

La luna, como ente femenino, amaba a los niños y admiraba a las madres!
Por Catalina sentía un especial afecto, la joven no era linda pero tenía cierta gracia, sus ojos reflejaban dulzura.

Cuando ella quedo encinta la luna sonrió, ella quería que el bebe de Catalina estuviera ligado a ella y lo consiguió.
Ya estaba en un estado muy avanzado del embarazo, era una abrazadora noche de verano, siendo tan redonda como una naranja y haciendo subir la marea para darle la bienvenida, utilizo sus influencias para que Catalina diera a luz.

El resultado? Un niño con ojos tan azules como el mar, el cabello tan renegrido como el de su madre y una mirada inteligente como la de la luna. No, el niño no heredo nada de su padre, lo cual, según los vecinos era una suerte.

Cuando el niño tenía cuatro años su madre murió a causa de una de esas enfermedades comunes que en el caribe no tenían cura.

Hasta el dia de hoy Belizario la recuerda con amor, ese es unico recuerdo de amor de una mujer que almacena su memoria, ese y aunque sabe que todos se burlarian si lo comentara, el siente que la luna lo observa y en sus momentos de mayor desilucion brilla con mas fuerza como para darle animos... Aunque obviamente, todos se burlarian si lo comentara...

4 comentarios:

  1. =) Que lindo. Feliz dia a las mamás que nos iluminan de todas las maneras imaginables.

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  2. La luna vigila a sus ahijados, los dias que el frio comienza a instalarse -hoy es el primer dia que enciendo la calefaccion por mi territorio- y sonrie cuando ve que encuentran compañia para un café.

    Sobre todo cuando advierte que son de los que no se rien de los que por ella son cuidados.

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  3. Belisario, me recuerda a un amigo que supé conocer. Le gustaba mucho mirar la luna. Gracias Margot por tu relato, tienes la magia de Selene corriendo por tus venas.

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  4. Belisario, seguramente se ha sentido siempre al resguardo de la luna... que lindo dormir en su seno, arropado con el calor nocturno.

    Lindo, muy lindo.

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La luna soñó...