Eran recien las nueve de la noche, todavia quedaban muchas cosas por hacer antes de terminar el día, su voluntad intentaba concentrarse en pendientes mientras su mente divagaba por los lugares más reconditos.
Se dedicó a observar a su alrededor, el colectivo urbano estaba repleto, como todos los días a esa hora.
Más de una persona luchaba por no dormirse, varios se rindieron ante el cansancio. Había un joven con la cabeza apoyada hacia atras, una cicatriz iba desde su labio hasta su mentón, soñaba con el examen de matematicas del día siguiente, una mujer con la cabeza apoyada en el vidrio y la cartera aferrada soñaba con la discución que acababa de tener con su jefe.
Un poco más atras dos chicas con los uniformes escolares se reían a carcajadas, una tercera miraba al rubio que buscaba algo de música decente en su MP4, en ese momento creyó en el amor a primera vista.
En los primeros asientos iban una mujer embarazada con un niño pequeño sentado en su falda, que le contaba sobre la visita a la abuela; y un hombre mayor, con una botella de vino, lo esperaban su hijo y su nuera para cenar.
Una señora hablaba por celular con su marido sobre la ensalada para acompañar el pollo y un adolescente hacia serios esfuerzos por llegar a la parte de atras y pulsar el timbre, deseaba estar en su casa de una vez.
Se sintio contenta, el mundo estaba vivo. Ella tambien, llegaría a su casa, cocinaria, resolveria lo que le apeteciera y disfrutaria de su marido, tal vez vieran una pelicula o fueran a comprar helado.
Las cosas cotidianas, de eso se trata la vida, y el mundo sigue girando.
ResponderEliminarSaludos.
la rutina, el dia a dia, una escena que forma parte de todo eso. el viaje en colectivo u òmnibus en mi caso; puede ser muy entretenido cuando se mira con ojos de observador, por eso me gustan los viajes largos sobre esos monstruos del cemento,
ResponderEliminarbesos!
Vero.
p.d: supongo que el Quijote aùn lucha contra molinos de viento.
Hay personas que viven tan encerradas en su mundo que no son capaces de ver a su alrededor.
ResponderEliminarMe gusta que sepas ver, y me gusta que lo que ves te haga tener pensamientos positivos.
Que bueno llegar a casa, si se compra helado mejora. Disfrutar del marido no tiene precio.
¡Cuantas viedas confluyen en los colectivos! como dijo Vero, los ojos de observador se pueden hacer un deleite en el colectivo, subte, etc...
ResponderEliminarY después volver a su casa a continuar la vida... claro, tomando helado, jaja.
Un saludo grande Margot, tu historia refleja eso de la cotideaneidad, y es lindo saberse observador para poder apreciarlo... hasta pronto!!!
Dí que sí, que la rutina,las cosas cotidianas, a veces pueden entenderse como un verdadero paraiso y meta en la vida. El truco está en saber hacer de lo cotidiano algo con lo que disfrutes
ResponderEliminarUn abrazo
solo te perdonare esta prolongada ausencia por dos motivos:
ResponderEliminar(a) examenes.
(b) que tu novio te este matando a....
Me sucede igual cuando viajo. Voy buscando historias escondidas dentro de las miradas que se me cruzan.
ResponderEliminarBisous.
No siempre somos capaces de detener nuestra mirada en la cotidianeidad de las cosas, quizás por tenerlas tan cerca y tan asiduas, pero hay detalles, que si nos paráramos, nos sorprenderían...
ResponderEliminarAbrazzzusss