martes, 4 de marzo de 2014

Lo que me encantaria decirte y ya no puedo.

Muchas lunas, noches, tardes, lagrimas, sonrisas, sueños e ilusiones ya pasaron, desde la última vez que hablamos.
Y uso tanta palabra para expresar horas, días, semanas y meses porque siempre te gusto la poesía que podría llegar a escribir.
 Pero vos sabes, que me suena forzado, acabo de forzar las palabras y eso va en contra de mis principios. Aprendí a la larga que las palabras merecen respeto, muchísimo y ya me voy del tema.
Solo que quiero saber de vos, sabiendo que no es una opción, que no es una buena idea, que me congelaría y no sabría que hacer, y que claramente lo que hiciera lo haría mal. Porque después del punto final atraer, pensar y desear cierta armonía es un pecado. Y como tiene un precio, puedo asegurarte que este no es un precio que pueda pagar.
No quiero saber de tu futuro, es un deseo, un pequeño anhelo egoísta, de que veas que si pude, de contarte que a pesar de todo pude ser lo que sabia que seria, poder contarte que mis profesores están leyendo la tesis y en unos días tendré la fecha de presentación, contarte sobre mis turnos de trabajo, contarte como ya no lloro, sobre como puedo hablar en ingles, expresarme mas bien, sobre como ya se que es lo que quiero hacer y lo estoy buscando. Porque si podía.
Como quisiera, poder abrazarte y hacerte saber que a pesar de todo te quiero profundamente. No podría hablarte, no podrías escucharme, incluso desde esta distancia se que nos lastimaría. Pero he pensado tanto en vos, en tus últimas y ante últimas palabras en cuanto he deseado que todo se diera diferente, pero no hay ningún diferente que le diera un fin
Y después de escribirte cartas que tiré, teniendo tu cuaderno en mi placard, y recordando lo bien que sonaba tu risa cuando nos reíamos de esos chistes malos. Tengo que terminar de cerrar y espero que está sea la forma.
Que seas feliz en la eterna primavera.